La ciencia determinó que al 90% de las personas se les “pega” un tema indeseado. Pero también pudo reconocer cómo se puede erradicar esta molesta melodía sin mayor esfuerzo
Aquel que pueda asegurar que jamás fue poseído por un tema que odiaba, que levante la mano. A todos les pasó alguna vez, que escucharon una canción por casualidad, al pasar por la calle o en la casa, y la melodía los acechó -y porqué no, perturbó- a lo largo del día. Se la tararea, se la silba o se la canta de manera sistemática hasta que un arrebato de conciencia revela esta conducta y surge la pregunta: ¿por qué no me puedo sacar esto de la cabeza?
El «síndrome de la canción pegadiza» –earworm, gusano de oreja, en inglés- tiene una explicación y nada tiene que ver con el propio gusto musical. Un estudio de la Universidad de Helsinki, Finlandia, confirmó que le sucede al 90% de las personas, al menos una vez por semana.
Otro trabajo, publicado en el anuario Psychology of Aesthetics, Creativity and the Arts, aseguró que esto sucede debido a la estructura de la canción: desde el ritmo y las melodías, la repetición de palabras e intervalos inusuales con frecuentes subidas y bajadas en el tono. Además, aseguraron que el ritmo más «pegadizo» es el pop.
De acuerdo a un trabajo de la Universidad de Durham, Reino Unido, entre las canciones más tarareadas de manera inconsciente se encuentran Bad Romance de Lady Gaga, Bohemian rhapsody de Queen o Can’t get you out of my head de Kylie Minogue.
«Lo que sucede es que la canción se queda grabada en nuestra mente y lo relaciona con otra circunstancia que puede ser un estímulo visual, auditivo u olfativo. Es decir, que la memoria juega un papel fundamental y no solo la visual, sino la memoria de sonidos u olores determinados», explicó el neurólogo Pablo Irima, de la Sociedad Española de Neurología a Buena Vida.
De acuerdo a los investigadores, cuando las mandíbulas están realizando otra acción, la capacidad de utilizarlo para otra actividad, como cantar, se ve notablemente afectada.
Cómo eliminarla
Otro estudio, publicado en Quarterly Journal of Experimental Psychology, explicó que la mejor manera de erradicar esa molesta melodía es: mascar chicle.