El nerviosismo se apoderó de la pareja y la llamada de Maje a Salva fue inmediata. Ella vuelve a mostrarse nerviosa y preocupada, pero su amante, con una actitud totalmente ufana e ignorante, la tranquiliza con frases como «no temas» o «lo que tendrán es algún sospechoso que ya tuviera algún delito y quieren achacárselo (…) para subirle la pena». La respuesta de Maje es demoledora: «Entonces, ¿la Justicia, qué? ¿Es una mierda? ¿No existe?».
La sensación de impunidad de Salvador llega hasta tal punto que, pese a no tener nociones siquiera mínimas de Derecho, le da una lección a Maje de por qué ellos no son sospechosos. «A ver, me tendrían que estar investigando a mí y no lo están haciendo. ¿Cómo me van a estar investigando? ¿Desde su casa?», exclama.
Y agrega otras sentencias como estas: «Primero tendrían que detenerme, porque si no me detienen, no tienen ningún deber de investigar mi vida, ¿entiendes? Yo soy una persona normal», «Ellos no pueden a mí pincharme un teléfono si no me dicen ´estás detenido y vamos a hacer esto´. Me explico, yo no soy un terrorista (…) y tengo que saberlo todo» o «al no tener nada fehaciente, pretenderán buscar un chivo expiatorio y, ya que no tienen el caso, cerrarlo de alguna forma. Tiene toda la pinta de con alguien que ya tenga antecedentes y quieran aumentarle la pena».
Trece días más tarde, ambos fueron detenidos y, desde hace una semana, permanecen encarcelados en el centro penitenciario de Picassent.